grabados rupestres

donde se unen la tierra y el cielo

donde se unen la tierra y el cielo
En La Palma, la arqueología y la astronomía han cruzado las miradas, unos al suelo y otros al cielo, para coincidir en una misma dirección, interrelacionando las observaciones hasta confirmar la importancia de los atros entre los antiguos habitantes de Benawara.
“adoraban al Sol, la Luna y otros planetas” (Alvise Ca’da Mosto, 1455-1457)

"Quienes tratan de interpretar símbolos en sí mismos miran la fuente de luz y dicen:"no veo nada". Pero la fuente de luz está ahí no para que se la mire a ella, sino para que se mire y vea lo que ella ilumina. E igual pasa con el simbolismo" (Dan Sperber).





miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿Hacían ciencia los antiguos canarios?

Tanausu, cuadro de Horacio Concepción

Los primeros estudios realizados por los sabios de la antigüedad han sido el cosmos y los fenómenos de la naturaleza. El hombre de la prehistoria levantó la mirada al cosmos para encontrar allí las respuestas a su existencia. El afán científico les motivó a fijarse en los movimientos de los cuerpos celestiales, destacando uno por encima del resto, el Sol.
La astronomía es la más antigua de las ciencias en la antigüedad. Sus orígenes se pierden en prácticas religiosas de la prehistoria cuyos vestigios se encuentran en numerosos sitios arqueológicos. El término provine del griego “astron, ou” = astro; “nomos, ou” = ley. Es la ciencia que se ocupa del estudio de los astros. Algunas culturas antiguas poseían conocimientos astronómicos rudimentarios, limitados a la observación a simple vista; otras, sin embargo, desarrollaron profundos conocimientos aplicados con fines prácticos o mítico-religiosos.
El estudio del cielo, en concreto el Sol y la Luna, así como la montaña, ha sido la mayor preocupación entre los awara (los elementos naturales del universo), aunque tuvieran apreciaciones religiosas diferentes a la ciencia. No sabemos si usaron alguna herramienta muy rudimentaria, como palos, para medir y orientarse con los principales elementos de la naturaleza. Eso si, era una ciencia generalizada, social y natural basada en una concepción de la relatividad del espacio y el tiempo.
Con el transcurrir del tiempo, la raza humana tuvo que vincular los cambios climáticos con las posiciones del Sol en el cielo. Al repetirse las temporadas de frío o calor, lluvia o sequía, debió preocuparse por poder predecir sus instantes de ocurrencia: había nacido la astronomía de posición. Entonces, para poder determinar los puntos de salida y puesta del Sol, comenzó a fabricar santuarios individuales o conjuntos alineados.
Los estudios sobre astronomía prehistórica no han gozado de un excesivo prestigio entre los arqueólogos a pesar de estar a menudo presente a modo de someras y vagas alusiones en los manuales de arqueología.
Los awara estudiaron el cielo, el movimiento y los ciclos de los astros y las estrellas. A partir de ahí, empezaron a fijar en el terreno los puntos exactos que determinan sus conocimientos básicamente sobre los ciclos solar y lunar. El método que hemos encontrado en La Palma se precisa con tres tipos de santuarios. ¿Cómo?:
1º. Construyendo uno o varios amontonamientos de piedras pequeños que se religan directamente con la aparición del Sol sobre los picos más elevados de La Caldera y la isla de Tenerife durante el solsticio de invierno, dando la bienvenida al Nuevo Año. En dos casos (Las Lajitas y Cabeceras de Izcagua, Garafía) se realizaron sendos marcadores astronómicos para computar el tiempo de los ciclos solar y/o lunar.
2º. Tallando un laberinto de canales y cazoletas sobre soportes de toba volcánica que dibujan una clara dirección hacia los ortos y ocasos del solsticio de verano.
3º. Realizando grabados rupestres en aquellas piedras cuyas caras miran, en más del 99 % de los casos, hacia los cuatro puntos solsticiales.
Los awara llegaron a la isla de La Palma procedentes del norte de África, la antigua Lybia, trayendo consigo numerosos conocimientos que adaptaron a la singularidad insular. Es impresionante las nociones que tenían sobre el cosmos y sorprendente la complejidad de sus estudios astronómicos producto de ancestrales herencias neolíticas, mediterráneas, del Asia Menor y especialmente Egipto. Atogmatoma, cuadro de Horacio Concepción
Las victorias de Ramsés III le permitieron ocupar el oasis de Siwa y proyectar el culto a Ammon Ra (el Sol) que se extendió rápidamente por todo el Sahara. Con el culto iba también la ciencia de la astronomía. La influencia egipcia sobre los libios fue muy importante, llegando hasta las Islas Canarias. Uno de los muchísimos ejemplos de los que disponemos lo podemos encontrar en los textos de las pirámides de Egipto: “Oh Ra-Atum, este Rey llega a ti, espíritu imperecedero, señor de los asuntos del lugar de los cuatro pilares…” (Texto nº 156).
Ahora podemos empezar a comprender la importancia de los cuatro puntos solsticiales en la Prehistoria de Canarias.
Periódico La Voz de La Palma, diciembre 2008